Protección de datos y redes sociales
📄 Protección de datos y redes sociales: ¿dónde termina nuestra privacidad?
Introducción
Vivimos en la era del dato. Las redes sociales son gratuitas porque el producto somos nosotros. Nuestra actividad, gustos, ubicación e incluso emociones se convierten en materia prima para el negocio digital. ¿Pero dónde quedan nuestros derechos como ciudadanos?
El marco legal: RGPD y LOPDGDD
Desde 2018, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE marca un antes y un después. En España, se complementa con la LOPDGDD de 2018. Estas normas garantizan:
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El consentimiento expreso del usuario.
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El derecho a la información y acceso a nuestros datos.
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El derecho al olvido y la portabilidad.
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La obligación de aplicar medidas de seguridad adecuadas por parte de los responsables del tratamiento.
El consentimiento en redes: ¿real o ficticio?
Aceptar los términos y condiciones de redes como Instagram o TikTok suele ser un trámite rápido y poco leído. Sin embargo, este clic autoriza el tratamiento masivo de datos personales. Muchos expertos advierten que se trata de un consentimiento viciado, por falta de transparencia y comprensión real.
Menores y datos personales
El tratamiento de datos de menores es especialmente delicado. En España, se requiere el consentimiento de los padres si el menor tiene menos de 14 años. Aun así, muchos perfiles infantiles y adolescentes existen sin ningún control efectivo.
Riesgos actuales: facial, voz, biometría
Con la IA y los algoritmos de reconocimiento facial o de voz, los riesgos se multiplican. Los deepfakes, la suplantación de identidad y la explotación emocional son cada vez más comunes.
Sanciones y control
La AEPD (Agencia Española de Protección de Datos) y su homóloga europea imponen sanciones cada vez más altas. La clave está en la responsabilidad proactiva de las plataformas y en la educación digital de los usuarios.
Conclusión
La privacidad no ha muerto, pero está más amenazada que nunca. Saber cómo se usan nuestros datos y exigir su protección ya no es una opción: es una necesidad democrática.